La séptima temporada de Black Mirror acaba de estrenarse en Netflix, pero muchas de sus ideas ya dejaron de ser ciencia ficción. Tecnologías como inteligencia artificial emocional, realidad virtual extrema o vigilancia total ya están presentes en nuestra vida diaria.

Uno de los ejemplos más claros es Moxie, un robot real de apoyo emocional para niños, que recuerda a Ashley Too del episodio de 2019. También existen inteligencias artificiales como Sesame AI, que usan entonaciones y suspiros para parecer más humanas, como en la película Her.

En cuanto a realidad virtual y aumentada, productos como las Apple Vision Pro y Meta Quest 3 permiten experiencias inmersivas similares a las de San Junipero o Striking Vipers. Incluso existe un casco experimental llamado NerveGear, que podría matar al usuario si “muere” en un juego, como en Partida.

La virtualización de identidades también se ha vuelto común con avatares, deepfakes y hologramas. Y la censura algorítmica de redes sociales como Instagram recuerda al control de información propio de 1984 o el Gran Hermano.

En 2025, estas tecnologías ya están en celulares, casas, escuelas y oficinas. El futuro ya llegó, y con él, los dilemas que antes solo veíamos en pantalla.